Desde el balcón veo el sol, desde el balcón veo la lluvia, veo la calle, los transeúntes que se dirigen presurosos quien sabe adonde ilusos son creen que apurados podrán hacer más larga la vida, ese es el negativo de su fotografía, sin prisa es que se hace “más larga” la vida, se disfrutan todos los instantes, los pequeños, medianos y grandes, ilusos cual señoras que hacen dos filas a la vez en el supermercado, quizá desean pasar a la posteridad ante tan magno e “inteligente” acto, dos filas a la vez, y la que vaya más rápido, es la elegida, hay que ser tonta para creerse viva por demorar una décima de nanosegundo menos en el supermercado, también veo transeúntes que deambulan, simplemente deambulan con destino incierto, o quizá disfrutan del acto de deambular sin destino, también veo en el zaguán de la vereda de enfrente a personas que han pasado allí la noche, bajo y le pregunto si se ha comunicado con algún refugio comunitario, me dice que en verano los refugios están cerrados y también me dicen que ya están acostumbrados a dormir a la intemperie, “¿cuánto hace?” Pregunto, “y unos quince años” me responde, lleva consigo todas sus pertenecías en un hatillo al hombro, veo desde el balcón las cosas que veo.
Anna Donner Rybak © 2012
